Personajes Ilustres de San Rafael

Julio Romero de Torres

Nació en Córdoba el día 9 de Noviembre de 1874, en el edificio del Museo Provincial de Bellas Artes. El 10 de Mayo de 1930 moría Julio Romero de Torres en su casa de la Plaza del Potro en Córdoba hecho que conmocionó a toda la ciudad de Córdoba que se echó a la calle en su entierro debido a la gran admiración que había cosechado entre sus paisanos. Entre esta algarabía expresiva tan contradictoria del Romanticismo -de su padre- y el Impresionismo, del Naturalismo de intención social y el Modernismo simbolista, del Academicismo folklorista y el Realismo fotográfico, se fue formando estéticamente Julio Romero de Torres, quien, como hombre inquieto que era, estaba al día de todos estos movimientos a través de contactos con artistas militantes en estas tendencias y de reproducciones litográficas, que adquiría afanosamente. Por todo esto es lógico que antes de conseguir la expresión plástica personal que le dio justa fama, pasase por muy diversas experiencias derivadas de la mayor parte de las tendencias anteriores.

El joven pintor vivió intensamente la vida cultural cordobesa de finales del siglo XIX, que giraba en torno a la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes -presidida entonces por don Teodomiro Ramírez de Arellano-, al Ateneo y a la Sociedad Económica de Amigos del País; entidades que eran decisivo estímulo intelectual con la organización de certámenes artísticos y literarios. Una Córdoba cultural aquella de la juventud de Julio Romero, en la que brillaban escritores y artistas de la talla del Conde de Torres Cabrera, Rafael García Lovera, Enrique Redel y Aguilar, Mateo Inurria y Cipriano Martínez Rücker, entre otros muchos.

(La tumba de Julio Romero de Torres se encuentra en San Eulogio nº 1)

Familia Romero Barros

Rafael Romero Barros

Nació en Moguer el 30 de Mayo de 1832. A los tres meses de su nacimiento, su familia decidió trasladarse a Sevilla, ciudad en la que desarrolló sus estudios de Latinidad y Filosofía entre los años 1844 y 1847. Durante estos años recibió clases de Retórica y Poética. En Historia Natural tuvo como profesor al Catedrático Antonio Machado, abuelo del famoso poeta. El joven Rafael sintió fascinación por casi todos los campos del saber humano, incluyendo el arte y la pintura. Su aprendizaje artístico comenzó en el taller del prestigioso paisajista sevillano Manuel Barrón y continuó en la Academia de Bellas Artes de Sevilla.

Tras casarse con Rosario de Torres Delgado, con la que tendría ocho hijos, se trasladó en 1862 a Córdoba donde compaginó la pintura con la docencia. Fue director del Museo Provincial de Pintura y fundó la Escuela de Música y la Escuela Provincial de Bellas Artes. Es bien conocida su figura como maestro de artistas cordobeses tales como Mateo Inurria o sus propios hijos Rafael, Enrique y Julio, quien llegaría a obtener fama mundial superando los logros de su padre.

A causa de su interés por la restauración, conservación y puesta en valor del patrimonio histórico-artístico de la ciudad, organizó y dirigió el Museo Arqueológico de Córdoba. Siempre fue partidario de mantener y conservar intacta la esencia antigua de la ciudad, alejándose de los nuevos modelos urbanísticos.

Romero Barros adquirió un enorme prestigio como demuestra su pertenencia a las Academias de la Historia y Bellas Artes de San Fernando, la de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, a la Real Orden de Isabel La Católica, a la Asociación Arqueológica de Barcelona así como a las Sociedades de Amigos del País de varias ciudades de España. El rey Alfonso XII, en una visita a Córdoba en 1877, al contemplar las obras de Romero Barros, decidió nombrarlo Pintor de Cámara. Defensor de los sectores más desprotegidos de la sociedad, ingresó en la Asociación de Obreros Cordobeses, de la que sería secretario hasta su muerte. Igualmente fue un prolífico escritor de prensa diaria.

Su pintura abarca distintos fases artísticas. Sus primeros cuadros están claramente influidos por el costumbrismo de la escuela sevillana. Romero Barros cultivó una pintura realista que se expresa en sus retratos, bodegones y paisajes. La naturaleza adquiere gran importancia en todas sus obras como espacio en que el hombre y la mujer corrientes, tales como campesinos y lavanderas, desarrollan su vida, ya sea su actividad profesional o su tiempo libre. Sus retratos nos muestran figuras humanas proporcionadas y en actitud amable y optimista. Entre sus obras destacaron títulos como “Riña de Gitanos”, “Retrato del Duque de Rivas”, “Mendigo”, “Niños jugando a las cartas”, “En la cuadra”, “Lección de guitarra”, “Mujer limpiando un patio”, “Orillas del Guadalquivir” así como diversos bodegones como “Bodegón de naranjas”, entre otros.

Su muerte acaeció el 2 de Diciembre de 1895 y su cadáver fue enterrado en el Cementerio de San Rafael.

Rafael Romero de Torres

Destacado artista nacido en Córdoba en 1865 y fallecido el 29 de julio de 1898, hijo del pintor y arqueólogo Rafael Romero Barros y hermano del famoso pintor Julio Romero de Torres. Rafael comenzó sus estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba cuando contaba con ocho años de edad debido a su talento para el dibujo, y completó su formación, gracias a varias becas, en la Escuela de San Fernando de Madrid, donde obtuvo varios premios, y en Roma.

Tras volver de la ciudad italiana, Rafael reanudó su producción artística con gran entusiasmo, alternando sus estancias entre Madrid y Córdoba,donde finalmente falleció de forma prematura a los 33 años de edad debido a una enfermedad.

Entre sus obras destacan el lienzo “Los últimos sacramentos” y sus grabados y dibujos,principalmente aquellas ilustraciones que acompañan las cartas que intercambiaba con su familia durante sus estancias fuera de Córdoba y que a la vez servían a su padre para valorar su evolución.

La temprana muerte de Rafael Romero de Torres, junto a su personalidad tímida y al hecho de estar eclipsado por su hermano Julio, desembocaron en la escasa difusión de su obra.

Enrique Romero de Torres

Nace en Córdoba en 1872 pintor español , hijo de Rafael Romero Barros y hermano de Julio y Rafael Romero de Torres, también pintores. Es nombrado conservador del Museo de Bellas Artes, tras la muerte de su padre. Más tarde, en 1971 pasa a dirigir el museo. Finalmente, en 1941 convierte en director honorario.

Publicó varios trabajos de investigación, como los Catálogos Histórico - Artísticos de las provincias de Cádiz y de Jaén. Fue miembro de la Real Academia de San Fernando, Real Academia de la Historia, Real Academia de Córdoba y de la Real Academia de Sevilla. En año 1943 fue nombrado Hijo Predilecto de Córdoba por su notable actuación como miembro de la Comisión de monumentos, organización que luchó por la conservación del patrimonio histórico y poniendo en valor edificios históricos. Su implicación le llevó al extremo de oponerse a pie de obra a la demolición de edificios y conseguir paralizarlas. En 1955 recibió la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio.

En 2006 el museo de Bellas Artes le rinde homenaje mediante la organización de una exposición que recopila 35 imágenes relacionadas con la familia del pintor y dos bustos suyos realizados por Amadeo Ruiz Olmos y Jacinto Higueras.

Murió en la Ciudad de Córdoba el 21 de mayo de 1956 y sus restos se encuentran en el cementerio de San Rafael.

(Panteones San Eulogio nª 376)

Manuel Calero Cantero Calerito

Nació en Villaviciosa de Córdoba el 19 de Enero de 1927. Muy pronto marcho, junto a sus padres, a Valencia. Fué en esta ciudad donde comenzaría su carrera taurina toreando en una corrida sin picadores en 1.945. Esta primera actuación le valió para mostrar su maestría y ese mismo año actuó en diecisiete corridas por levante, en 1.946 en doce y siete en 1.947, año este de su presentación con picadores en Valencia el 14 de Septiembre alternando con Luis Peña y Pablito Lalanda. Su alternativa la tomo en la cordobesa plaza de Los Tejares el 26 de Mayo de 1.950, siendo apadrinado por Agustín Parra Parrita y actuando como testigo José María Martorell. Noquerillo se llamaba el toro que lo convirtió en matador, perteneciente éste a la ganadería de la viuda de Galache.

Confirmaría la alternativa en Madrid el 29 de Junio de 1.952 año éste en que intervino en veinte corridas, 26 en el cincuenta y uno, 36 en el cincuenta y dos y 30 en 1.953. En esta temporada consiguió el Trofeo Municipal Manolete de Córdoba. A partir de este momento, su carrera entra en decadencia hasta el punto de que sólo se vistió de luces una vez en los años 1.956 y 1.957.

Poco después contrajo una enfermedad irreversible que a la larga acabaría con su vida un 13 de Noviembre de 1.960 en Córdoba. Sus restos mortales descansan en un mausoleo sito en el cementerio de San Rafael de la misma localidad y costeado éste con la recaudación de una corrida celebrada a tal fín al año siguiente.

(Su sepultura está en San Sebastián nº 429)

Francis William Topham

Nació en Leeds, Yorkshire (Inglaterra), el día 15 de Abril de 1808 y falleció en Córdoba, el día 31 de Marzo de 1877. Sus primeros pasos como artista los dio como grabador, aún muy joven. Años más tarde, se traslada a Londres, donde ilustró libros con sus dibujos, haciendo algunos trabajos para Charles Dickens, con el que mantuvo una buena amistad.

Entre los libros que ilustró están los tres volúmenes de “A Child´s History of England”. En 1850 se une a la compañía de teatro de Charles Dickens “The Guild of Literature and Art, compuesta de aficionados, dando representaciones por toda Inglaterra, incluyendo a la Reina Victoria, en el Castillo de Windsor.

La actividad principal de Topham fue la pintura, óleo y acuarela, asimismo dejó cantidad de dibujos y bocetos. Fue pintor costumbrista, rural y campestre, plasmando en sus lienzos escenas de la vida cotidiana de Escocia, Gales e Irlanda. Entre los años 1851 y 1852 visitó el continente.

España fue su país favorito, visitando múltiples lugares. Según sus palabras, refiriéndose a la riqueza paisajística y la relación paisajes y arquitectura “no creo que exista otra igual en ningún otro país”. Entre los títulos de sus pinturas están “La posada”, “Preludio de la fiesta”, “Preparándose para la corrida de toros”, “El Picador”, “Los jugadores de castas”, “Festival gitano cerca de Granada”, “En el pozo”, etc.

Algunos de sus cuadros se cotizaron a precios importantes para la época. En 1876, el cuadro “Vistiéndose para la feria”, fue vendido por 9.450 ptas. Es manifiesta su admiración por lo andaluz. Sus pinturas costumbristas reflejan una marcada sensibilidad por la vida y costumbres de la gente del pueblo.

Sus obras están expuestas en muchas galerías británicas y en el Museo Británico. Su último viaje a España fue en 1877. Con la salud algo quebrantada, hizo el viaje de Madrid a Córdoba en tren, tardando diecisiete horas. Su estado físico y las condiciones del viaje, le hacen llegar muy débil. Murió el 31 de marzo de 1877, en la Fonda Suiza, cerca de la Mezquita. Fue enterrado en un cementerio situado a tres kilómetros de Córdoba, en la zona del Arroyo de las Piedras, propiedad, según algunas crónicas de Duncan Shaw, director de una fábrica de plomo muy cerca de este lugar de enterramientos del personal de dicha fábrica. Durante la Guerra Civil, el Cementerio Protestante, como era conocido, fue muy dañado.

Sus tumbas fueron saqueadas y las inscripciones arrancadas. Un biznieto del pintor, Tom Pocock, interesado en localizar la tumba de su pariente, hizo un viaje a Córdoba, en 1959. Impresionado por el estado del pequeño cementerio, informó a la Embajada de España en Londres y a la de Inglaterra en Madrid. La respuesta del Ayuntamiento de Córdoba fue rápida y tanto los restos de Topham, como los demás enterramientos, con sus lapidas, fueron trasladados al Cementerio de San Rafael, sin coste para los descendientes del pintor.

El lugar es un espacio, cedido por el Ayuntamiento cordobés para el enterramiento de cristianos evangélicos. A principios de los 90. Tom Pocock, hace otra visita a Córdoba, para ver el lugar donde los restos habían sido inhumados, y al constatar el estado de dejadez del departamento de evangélicos, se puso en contacto con el cónsul inglés en Sevilla y éste lo hace con el Ayuntamiento de Córdoba, que se puso al habla con el pastor Antonio Gómez quien cuidaba desde hacía años del recinto. Puesto éste en contacto con la familia Pocock, se inicia un proceso para dar nombre a una plaza en Córdoba.

El 7 de noviembre de 1994, y en nombre de la Fraternidad Ministerial Evangélica de Córdoba se rotula una placita, cerca del Cementerio de San Rafael, con el nombre e “Glorieta del pintor Topham”. En la tumba reza esta inscripción: “Here resteth Francis W. Topham member of the Society of Painters in water Colours Bor in Leeds, Yorkshire. 15 april 1808. Died suddenly in Cordova 31 March 1877.

(La tumba de Francis William Topham se encuentra en el Cuadro Evangélico.)

Eduardo Lucena y Vallejo

Eduardo Lucena nació en Córdoba el 22 de agosto de 1849 y fue notable el rastro dejado en la ciudad por este músico y compositor.

Desde pequeño afloró en él su vocación por la música, siendo su padre Francisco Lucena Luque, su primer maestro. Posteriormente se trasladó al Conservatorio de Madrid, donde tuvo como profesores a Jesús de Monasterio y al compositor Hilarión Eslava.

En relación a su vida profesional fue director de orquesta y banda, violinista, compositor y profesor de armonía en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba. También hay que añadir la Fundación del Centro Filarmónico, su trabajo al frente de la Banda Municipal de Córdoba y la cátedra que ocupó en la Escuela de Bellas Artes, precursora del actual Conservatorio. Entre sus obras más importantes destacan: “La Pavana”, “Pasacalle del 96”, “Fin de fiesta”, “Aires andaluces” …

En reconocimiento a su labor, fue nombrado Socio de honor de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y Caballero de la Orden de Isabel La Católica.

Eduardo Lucena fallece el 2 de marzo de 1893 en el número 69 de la calle San Fernando, su féretro fue trasladado al Cementerio San Rafael con el acompañamiento musical de La Banda Municipal de Córdoba. En 1912 el Ayuntamiento colocó una placa conmemorativa para recordarlo y unos años después en 1925, se encargó un monumento al escultor Enrique Moreno Rodríguez, pero no fue hasta el año 1981 cuando se erigió su estatua en la Plaza Ramón y Cajal, habiendo estado almacenada en los fondos del Ayuntamiento hasta esa fecha.

En febrero de 1987 el Ayuntamiento en Pleno le otorgó el título, en homenaje póstumo, de Hijo Predilecto y la Medalla de Oro de la Ciudad de Córdoba al “Real Centro Filarmónico de Córdoba. Eduardo Lucena”

2/03/1893. Músico.

(Panteones San Rafael nº 225)

Enrique Redel y Aguilar

Poeta e historiador, nacido en Córdoba el 12 de noviembre de 1872 en lo que hoy es el actual Palacio de Viana.

A los 11 años ingresa en el seminario de San Pelagio, abandonándolo a los 15 con el fin de ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba que en aquel momento estaba dirigida por Rafael Romero Barros, poniendo así fin a su vocación por el sacerdocio.

Su carrera en el mundo de las letras comienza como redactor en el periódico local “La Unión” colaborando también tanto en prosa como en verso para el “Diario de Córdoba”. En 1893 su carrera literaria sufre un giro al trasladarse a Madrid, quedando desencantado con la vida en la capital, denunciando el enchufismo cultural y la mediocridad de lo que llamaba fariseos del arte, dejando constancia de este desencanto en el tono de su poesía, apareciendo los sarcasmos y la sátira.

Vuelve a Córdoba en el año 1895 y tras su boda con Pilar Conrotte el 18 de agosto de ese mismo año, con la que tuvo dos hijos: Enrique y Eloisa, comienza a trabajar en la Administración Pública de manos del ministro Antonio Barroso.

En esa misma fecha recopila una serie de poemas surgidos de su breve estancia en Madrid publicándose en el folletín “La Voz de Córdoba” bajo el nombre de “Amapolas”. Otras publicaciones le siguen como “Predicar en el desierto" o “Turbas y espectáculos”, dejando notar su pesimismo y preocupación social, evolucionando posteriormente hacia una poesía más espiritual y sentimental. De su obra en prosa destaca “Algo de letras”, “San Rafael en Córdoba” o “La Virgen de Linares”.

Durante su vida ganó varios juegos florales como los de Córdoba y Sevilla, Académico de número de la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, Miembro de la Academia de Buenas Letras de Sevilla, Miembro honorario de la Academia Dante Alighieri de Catania (Italia) y del Real Instituto de Lisboa.

El 13 de febrero de 1909, a los 36 años Enrique Redel muere en Córdoba, descansando sus restos en el Cementerio de San Rafael.

El Ayuntamiento de Córdoba en 1914 le colocó una lápida en la fachada de la casa donde vivió en la calle Isaac Peral, posteriormente también se le dio su nombre a una calle.

13/2/1909. Poeta.

(Dpto. Dcha. Fila 1ª nº 48)

Dionisio Sanchez

En Albañul, población de Granada, nace Dionisio Sánchez Rivas. A lo largo de su vida toma el hábito y profesa en la orden de los terciarios regulares de San Francisco, desempeñando una encomiable labor pastoral en las parroquias de la ciudad.

Durante los primeros lustros del ochocientos, en el convento de Madre de Dios situado en Córdoba, este sacerdote se encarga de regir los destinos de la comunidad e impartir enseñanzas de teología, convirtiéndose en un teólogo muy notable, que llegó a adquirir gran fama de orador sagrado.

Entre los años 1804-1806, el presbítero Dionisio José Sánchez Rivas ejerce el oficio de ministro del convento situado enfrente de la puerta de Baeza. Gracias a su prestigio en el campo de la oratoria sagrada, en los años 1804,1807 y 1808 predica en la solemne octava de la Purísima Concepción que tiene por escenario el recinto catedralicio.

Posteriormente durante más de cincuenta años ejerce como rector de la parroquia de Santiago, cargo que desempeña hasta su muerte el día 20 de enero de 1866.

5/5/1866. Fraile del convento de Madre de Dios y luego rector más de cincuenta años de la parroquia de Santiago, teólogo muy notable, que llegó a adquirir gran fama de orador sagrado.

(Dpto. Izqda. Fila 2ª nº 96)

Juan Jose Aguado

Abogado, cura de la parroquia de Santa Marina, donde todos los vecinos le tenían un gran afecto debido a su gran desprendimiento y su carácter bondadoso. También fue un escritor independiente y que se ocupaba en redactar una obra filosófica, cuando le llegó la muerte a los 62 años en el día 18 de Agosto de 1871.

18/8/1871. Abogado, cura propio de la parroquia de Santa Marina, escritor independiente.

 

 

 

 

(Dpto. Izqda. fila 2ª nª 103)

Francisco de Borja Pavón

Cronista, latinista, escritor, farmacéutico, académico.

Nació en la calle del Pozo, casa número 18 en el barrio de la Magdalena en la ciudad de Córdoba el día 10 de Octubre de 1814. Hijo de Rafael Mariano Pavón y Encarnación López.

Patriarca de nuestras letras, recolector de conocimientos, promotor de sabiduría, era un hombre extremadamente bondadoso. Fue ejemplar Cronista de la Ciudad, desde el 20 de abril de 1891 hasta el día de su muerte. Fallece el 21 de Septiembre de 1904 en la ciudad de Córdoba. Sus restos se encuentran en el cementerio de San Rafael.

Ingresa en el Seminario conciliar de San Pelagio donde cursó tres años de Filosofía y uno de Teología con aprovechamiento de marcada distinción.

Durante sus estudios de Bachillerato realizó varias conferencias sobre las materias Oficiales y Literatura clásica, especialmente la Latina.

En los años 1833 siendo aún un adolescente viaja a la ciudad de Madrid donde se graduó y adquirió después el doctorado en la especialidad de Farmacia. A su vuelta a Córdoba una vez terminada su carrera en el año 1837 ejerció esta en el Hospital. En el ejercicio de su carrera desempeñó varios años el cargo de Delegado de Farmacia.

Estuvo también muy interesado en la cultura a través de asociaciones científicas y culturales. Fue Académico de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, de la que fue secretario durante muchos años y, finalmente, su director.

En 1866 fue nombrado correspondiente de la Academia de San Fernando de Madrid y más tarde lo fue también de la Real Academia Española, pertenecía, asimismo como correspondiente, a la de Buenas Letras de Sevilla, y a las Sociedades Económicas de Amigos del País de Córdoba, Madrid, Aragón, Valencia, Murcia, Málaga, Montilla, Jerez y Jaén. Fue miembro de la Comisión Provincial de Monumentos histórico y artístico.

Era Comendador de Número de la Orden de Alfonso XII. Colaboró en numerosos periódicos y revistas con gran estilo literario. Parte de sus escritos se conservan inéditos en dos tomos en “Apuntes íntimos” encontrándose depositados en la selección de manuscritos de la Biblioteca Nacional. Fundador de Diario Córdoba en el año 1849 junto a Fausto Garcia Tena. En 1887 fue nombrado Cronista de la Provincia de Córdoba por parte de la Diputación.

En 1871 escribió un folleto acerca de los sucesos políticos ocurridos en nuestro país desde 1823 hasta la muerte de Felipe VII relacionándolo con los acontecimientos ocurridos en Córdoba que demuestra gran erudición y una didáctica envidiable. Fue director del Museo Arqueológico de Córdoba desde 1896 hasta 1897.

28/4/1907. Cronista de Córdoba.

(Panteones San Jaime nº134)

Teodomiro Ramirez de Arellano Gutierrez de Salamanca

Teodomiro Ramírez de Arellano nació en Cádiz el 10 de Noviembre de 1828. Hijo de Antonio Ramírez de Arellano y Baena, quien fue Diputado en las Cortes de Cádiz, tuvo dos hermanos, Carlos y Feliciano, Marqués de la Fuensanta del Valle.

En 1833, a los 5 años de edad, se trasladó a Córdoba. Estudió en el Colegio de la Asunción tras lo cual decidió realizar la carrera de Magisterio en Córdoba y Madrid. De regreso a Córdoba, ejerció el cargo de director en el periódico liberal La Crónica y colaboró activamente en el diario La Provincia. Sus escritos destacan por su defensa de la libertad de expresión y por la crítica aguda y contundente a las instituciones y organismos oficiales.

En 1854 tuvo lugar su boda con Rafaela Díaz de Morales. De este matrimonio nacieron sus dos hijos, Rafael y Teodomira. Poco después comienza a trabajar en la Administración como Oficial del Gobierno Civil, primero en Córdoba y luego en Sevilla. También ejerció como Secretario en los Gobiernos Civiles de Ciudad Real, Jaén, Alicante, Murcia y Sevilla, jubilándose en la ciudad hispalense el 27 de Septiembre de 1896 y afincándose definitivamente en Córdoba.

En 1860 ingresó en la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba. En 1904, al producirse la muerte del ilustre escritor Francisco de Borja Pavón, Don Teodomiro le sustituyó como director de la Real Academia de Córdoba y como Cronista Oficial de la ciudad. En su dilatada trayectoria fueron muchos los reconocimientos obtenidos, entre otros, miembro de la Real Academia de Historia desde 1883, Vicepresidente de la Comisión provincial de Monumentos y concejal en el Ayuntamiento de Córdoba.

Don Teodomiro se mostró a lo largo de toda su vida como un consumado escritor que desarrolló todos los géneros literarios, tales como el periodismo, la poesía lírica, la dramática y la historia. Fruto de su gran afición por la historia escribe "Paseos por Córdoba", obra inconclusa en la que, haciendo gala de una enorme erudición, abordó un estudio pormenorizado de los principales hechos y acontecimientos acaecidos en cada uno de los rincones de la ciudad de Córdoba a lo largo de toda su existencia. Es, sin duda alguna, la obra por la que Teodomiro Ramírez de Arellano es recordado hoy.

En su intento por descubrir la raíces de nuestra ciudad, sus costumbres y leyendas, escribió "Romances históricos de Córdoba". En el ámbito teatral nuestro ilustre personaje supo desenvolverse con soltura pudiendo reseñarse títulos como "El árbol de la esperanza", "La luz de la razón" y "Loca de amor", entre otros. Entre sus numerosas crónicas, destacó su escrito "Crónica del tercer centenario de la muerte del gran artista Pablo de Céspedes".

Don Teodomiro murió en Córdoba el 18 de Mayo de 1909. Tras su funeral en la parroquia de San Pedro, fue enterrado en el Cementerio de San Rafael.

18/05/1909. Cronista de Córdoba.

(Dpto. Drcha. Fila 2ª nº 46)

Juan Bernier Luque

Juan Bernier Luque, nacido en La Carlota (Córdoba) en 1911 y fallecido en Córdoba en 1989, fue un famoso poeta de la Posguerra española perteneciente al Grupo Cántico.

Maestro de profesión, ejercía como tal en Córdoba a la vez que estudiaba Derecho, cuando en 1936 estalló la Guerra Civil. Estuvo tres años en el frente, y al finalizar la contienda volvió a la capital cordobesa, dónde trabajó como abogado.

Fue entonces cuando entró en contacto con otros artistas de su época, como el pintor Gines Liébana y los poetas Ricardo Molina y Pablo García Baena, junto a los que fundó la revista Cántico en 1947. Dicha publicación reunió a un grupo de artistas en cuyas obras primaba la estética por encima del mensaje, o dicho de otro modo, la forma sobre el contenido.

Descrito como uno de los poetas más puros y sinceros de la Posguerra, Juan Bernier dotó a su poesía de una riqueza expresiva y sensorial inigualable, siendo algunas de sus obras más destacadas Aquí en la tierra (1948) y En el pozo del yo (1982). También ejerció como arqueólogo, faceta ésta menos conocida. Trabajó en el estudio, defensa y protección de nuestro patrimonio y nuestro medio natural, destacando su papel en el descubrimiento de las ciudades prerromanas de Carbula.

En 1986 fue nombrado hijo predilecto de la provincia, recibiendo además la Medalla de Oro de la ciudad de Córdoba.

En la actualidad existen dos premios con su nombre: el Juan Bernier de poesía y el de Arte, Arqueología e Historia.

(Santa Leocadia, 2. Fila 4ª nº203)

Rosario Vázquez Angulo

Nacida el 4 de Octubre de 1839, poetisa, educadora y articulista cordobesa, es considerada como la pionera de la Igualdad en el siglo XIX.

Disfrutó de niña de una vida acomodada y a pesar de ello fue privada de educación por ser mujer, por lo que se ciñó a ser autodidacta. Tomaba clases de francés con un pariente, Manuel Alfaro de Góngora, funcionario del Ministerio de Fomento que se convirtió en su esposo años después. Su carácter inconformista fue potenciado por el apoyo incondicional de su marido. En su trayectoria le suceden varias desgracias familiares como la muerte de su hijo Amador, siendo niño, la muerte de su marido en 1863, quedando a su cargo el recién nacido Manuel y los otros cuatro hijos, la muerte accidental de su hijo Rafael y la ceguera que le acompaña en su últimos años de vida.

Es con el fallecimiento de su esposo cuando retoma sus estudios y se convierte en Maestra de Instrucción Primaria para niños de familias distinguidas, a la vez que colabora con la prensa periódica y continúa con su creación poética, optando a varios premios en los Juegos Florales con “Pensamiento de Oro” y “Los amantes de la reja”.

Sobrellevando una difícil condición tanto física como económica a sus 80 años ni siquiera la ceguera consigue alejarla del mundo literario, ya que su hijo Manuel manda construirle un artilugio adhoc para que continúe con su labor.

Acogida por la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, el 18 de Enero de 1913, consigue ser la primera mujer cordobesa perteneciente a esta Corporación Cultural.

Fallece el 20 de Marzo de 1915, siéndole concedida la sepultura perpetua por parte de la Corporación Municipal, dejando atrás miles de poemas y leyendas que el Ayuntamiento saca a la luz en 2009 a través de la obra “Hacia la ruptura del canon femenino” de Rafaela Sánchez Cano y una calle, “Rosario Vázquez Angulo” en Huerta de la Reina.

(Dpto .Centro. Fila 1ª nº35)

Juan Martínez Cerrillo

Juan Martínez Cerrillo nació el 4 de Abril de 1910 en la localidad cordobesa de Bujalance. Se crió en el seno de una familia modesta, sin embargo, el precoz talento mostrado por Martínez Cerrillo para la pintura, llevó a que su familia tomara la decisión de trasladarse a Córdoba para que el pequeño Juan pudiese desarrollar todas sus cualidades artísticas. En 1923, ingresa en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba donde pasa cuatro años en los que adquiere una completa formación en distintos campos del arte aunque manteniendo su predilección por la pintura.

Simultaneó sus estudios con el trabajo de aprendiz en el taller de Rafael Diaz Fernández, en el que se dedicó especialmente a realizar tareas de restauración de obras de arte. Ejerció como profesor de dibujo en el Colegio Cervantes. Su labor en el taller de Diaz Fernández le aportó todos los conocimientos de imaginería y de policromía necesarios para el oficio de restauración desempeñado en el taller.

Martínez Cerrillo fue un artista polifacético y, aunque se decantó por la imaginería, nunca dejó de lado el noble arte de la pintura. Prueba de ello, es el primer premio que, con una obra de carácter paisajista, obtuvo en un concurso juvenil convocado por el Ayuntamiento de la ciudad, así como los óleos que compuso a lo largo de toda su vida para retratar la Semana Santa y los patios cordobeses. Del mismo modo, trabajó el cuero que, en ocasiones, era tratado junto con una fina funda de plata como se puede contemplar, por ejemplo, en la crestería del palio de La Esperanza de San Andrés, virgen que, junto con La Paz de Capuchinos, constituyen sus obras maestras.

Después de 16 años trabajando en el taller de Fernández Díaz, en 1936, Martínez Cerrillo se decidió a dar el salto como imaginero independiente. Instaló su taller junto a la iglesia del Juramento trasladándose años después a la calle Enrique Redel. Pronto recibe sus primeros encargos debido al nombre que el artista se había ganado en Córdoba después de que, tras pequeñas obras religiosas para amigos y familiares, la Orden Hospitalaria le encargase la realización de un nazareno y una dolorosa. En la posguerra Martínez Cerrillo se convertiría en imaginero de gran renombre debido a la cantidad de encargos que recibió, ya fuera para realizar imágenes nuevas o bien, para restaurar las que habían quedado dañadas en la Guerra Civil.

Martínez Cerrillo es considerado el mejor imaginero cordobés del siglo XX. Sus obras, la mayoría imágenes de dolorosas, son de contenido religioso y conservan todos los elementos propios del barroco andaluz. Sus imágenes, lejos de expresar angustia y dolor, reflejan una dulzura y una serenidad fuera de lo común y les otorgan un indudable sello de identidad. Estas características se mantendrán en cada uno de los cristos que salieron de su gubia, todos ellos cargados de una compasión que inunda al penitente.

Este genial artista llegó a realizar más de sesenta dolorosas y más de una treintena de imágenes de Cristo repartidos por Córdoba capital y provincia así como por el resto de España y algunos lugares de Europa y Sudamérica. Entre sus obras sobresalen: Nuestra Señora de la Paz y Esperanza (1939), Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia (1944), María Santísima de la Esperanza (1947), Nuestro Padre Jesús de Las Penas (1954), Nuestra Señora de la Piedad, (1958), entre otras.

Falleció en Córdoba el 6 de Octubre de 1989 y sus restos descansan en el Cementerio de San Rafael. En 1990 la Agrupación de Cofradías le otorgó de manera póstuma el título de Hermano Ejemplar.

(Santa Leocadia, 2. Fila 3ª nº108)